19 de Enero de 1915: el Endurance atrapado

“Nuestra posición la mañana del 19 era 76o 34’ de latitud S, 31o 30’ de longitud O. El tiempo era bueno, pero no pudimos avanzar. El hielo había encerrado el barco durante la noche y, desde cubierta, no se podía ver agua en ninguna dirección.” (Sur, p. 79).

76o 34’ S, 31o 30’ O

Shackleton continuaba intentando abrirse paso hasta el punto en el que debía atracar para comenzar la expedición a pie a través de la Antártida. Sin embargo, como venía ocurriendo desde días atrás, la navegación era francamente difícil. En muchas ocasiones debían utilizar el Endurance como rompehielos, embistiendo placas de hasta un metro de grosor aprovechando todo su empuje para partirlas en dos y así proseguir el avance.

La noche del 18 de enero decidió detenerse y esperar a que las condiciones cambiaran debido a que el avance se hacía prácticamente imposible.

Sin embargo, la mañana del día 19 el Endurance amaneció atrapado por el hielo, apenas a 50 kilómetros en línea recta hacia la costa.

Este no era un problema del todo infrecuente en los viajes de exploración que se dirigían a la Antártida, dado que navegaban entre placas de hielo y en ocasiones estas se cerraban aprisionando a los navíos. Lo más aconsejable en esas circunstancias, y debido a que no parecía posible arrastrar todo el equipo hasta tierra firme, era esperar a que el hielo liberase el barco.

Como es conocido, el bergantín no saldría ya de su encierro nunca, y moriría engullido por las aguas heladas de la Antártida meses más tarde, tras una lenta agonía. Sin embargo, todas las veces que se ha contado esta historia se ha omitido un detalle importante: ellos no lo sabían.