25 de Diciembre de 1914: blanca Navidad

«La celebración de Navidad no fue olvidada. A medianoche se sirvió un ponche caliente para todos en la cubierta. Para el desayuno volvimos a tomar ponche, para beneficio de aquellos que habían estado en sus literas a medianoche. Lees había decorado la cámara de oficiales con banderas y un pequeño regalo de Navidad para cada uno de nosotros. Algunos teníamos regalos de nuestras casas para abrir.» (Sur, p. 58).

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El relato de la celebración de Navidad no parece dar pistas de las duras circunstancias que habían atravesado en días anteriores. Efectivamente, casi inmediatamente después de su partida de South Georgia, el 7 de Diciembre el Endurance había encontrado lo que constituye el mayor peligro en la navegación antártica: la banquisa. Enormes placas de hielo que flotan arrastradas por la corriente, en ocasiones dejando canales de navegación libres, y en otras cerrándose y atrapando lo que en ese momento flote entre ellas.

La presión de las placas es tan fuerte que, por ejemplo, en una ocasión actuó sobre la pala del timón transmitiéndose el impacto hacia la rueda, arrojando por encima de ella al marinero que estaba gobernando.

En esas circunstancias, y todavía sin ser conscientes de lo que les esperaba, la tripulación celebró la Navidad con una cena que consistió en sopa de tortuga, pescado frito variado, liebre estofada, budín de Navidad, pastel de picadillo de fruta, dátiles, higos y fruta confitada, acompañado de ron y cerveza negra. Sin duda un menú espléndido, tal y como Shackleton menciona en su diario.