27 de Octubre de 1915: un día fatídico

«Luego, llegó un día fatídico: miércoles 27 de octubre. La posición era 69º5′ latitud S, 51º30′ longitud O. La temperatura era -18,2ºC . Soplaba una brisa débil del sur, y el sol brillaba en un cielo claro.

Tras largos meses de incesante ansiedad y estrés, tras momentos en que teníamos grandes esperanzas y otros cuando las perspectivas eran en verdad lúgubres, el fin del Endurance ha llegado (…) Es difícil escribir lo que siento. Para un marino, su barco es más que un hogar flotante, y en Endurance había centrado mis ambiciones, mis esperanzas y mis deseos. Ahora, deformándose y gimiendo, con sus cuadernas rajándose y sus heridos abriéndose, lentamente está abandonando su sensible vida en el inicio mismo de su carrera.» (Sur, pp. 145-146).

Poco se puede comentar tras leer las palabras que Shackleton recogió en su diario aquel 27 de Octubre. Efectivamente, su barco era más, mucho más que un hogar flotante: era su sueño, su proyecto, su empresa, y desde luego su vía de escape. Como él mismo escribe en su diario, el Endurance aguantó 281 días de deriva en la que es probable que cubrieran más de 2400 kilómetros desde el punto en que quedaron atrapados. Cuesta creer cómo se debieron sentir todos, máxime cuando la subida progresiva de las temperaturas motivada por su movimiento hacia el norte y por la llegada del verano antártico sin duda presagiaban el deshielo, y por tanto la liberación del barco.

Ni quiera la fotografía del genial Frank Hurley, con un Frank Wild observando las ruinas del Endurance, es capaz de captar la desolación y el dramatismo de aquel 27 de Octubre en el que se esfumó todo lugar para la esperanza.

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En ese mismo momento, sin embargo, y haciendo gala de una increíble capacidad de regeneración, Shackleton intercambió su objetivo de cruzar la Antártida a pie por otro, que acaso era más difícil de alcanzar: «La tarea es llegar a tierra con todos los miembros de la expedición.» Más adelante, escribiría con convicción la idea que subyacía a aquel rápido giro en la formulación de sus objetivos:

«Un hombre debe abocarse a una nueva meta tan pronto como la anterior fracasa.».