29 de febrero de 1916: sugar pool

«El 29 de febrero de ese año bisiesto, hicimos una celebración especial, más para levantarles el ánimo a los hombres que cualquier otra cosa. Algunos de los cínicos del grupo sostenían que era para celebrar su escape de las artimañas de las mujeres durante otros cuatro años. De allí en adelante, el agua, que en ocasiones reemplazábamos con leche aguada, iba a ser nuestra única bebida. Ahora, todos los días se entregaban tres terrones de azúcar a cada hombre.» (Sur, pp. 198-199).

La cuestión de la comida seguía siendo un tema capital, y continuaría siéndolo ya a lo largo de toda la expedición. En torno al mes de febrero el invierno antártico se acercaba, y con ello la dificultad de obtener provisiones a través de la caza. Aún quedaban las raciones para los trineos que iban a haber utilizado en el malogrado plan de cruzar la Antártida a pie, pero Shackleton lo mantenía como último recurso.

Dada la escasez de carbohidratos, el azúcar era uno de los alimentos más codiciados. Como muestra de ello los hombres inventaron un juego llamado sugar pool. Consistía en que cada seis o siete días, por turno, uno de los miembros del grupo de hombres que decidía participar recibía las raciones de azúcar de todos ellos. Un juego que, tras varios días de abstinencia del preciado alimento, permitía a quien recibía tal cantidad de azúcar darse un festín que, en aquellas circunstancias, era sin duda considerado un lujo.

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