Competencias para una misión extrema en la Antártida

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Si tenemos en cuenta que la misión a cumplir era de una dificultad extraordinaria y requería de amplios conocimientos y experiencia, resulta chocante que no se haya documentado ninguna entrevista de selección llevada a cabo por Shackleton que superara los cinco minutos. La impresión que da es que su talento le permitía identificar rápidamente si un hombre debía o no formar parte de la tripulación. Y lo sorprendente es que, dentro de cada perfil y supuesto un nivel mínimo, la competencia técnica no parecía ser la parte que más pesaba en la decisión final puesto que había, al menos, dos características más importantes.

La primera era el optimismo. Shackleton sabía muy bien que a pesar de que los conocimientos eran imprescindibles, en una situación límite es fundamental que la tripulación supiera enfrentarse a lo desconocido, a lo impredecible, y por supuesto a las condiciones más adversas que pudieran imaginarse. En un contexto como ese, solo una actitud positiva podía marcar la diferencia entre la vida y la muerte.

La segunda era la lealtad. Se ha escrito mucho sobre la forma que tenía Shackleton de liderar a sus hombres, y debido al espíritu de camaradería que reinaba en todas sus misiones se podría pensar, equivocadamente, que él se situaba como uno más del grupo. Nada más lejos de la realidad: quizá porque él era el responsable último de la misión y por tanto de las vidas de todos sus hombres, porque él poseía un conocimiento y experiencia únicos en la exploración antártica, o simplemente porque se había comprometido personalmente ante los patrocinadores, mantenía siempre la última palabra y no toleraba desacatos de ningún tipo una vez que una decisión estaba tomada. Para Shackleton la lealtad de sus hombres a la misión y a él mismo eran condiciones imprescindibles para el éxito.